No nos educan para afrontar los planes que la vida tiene para nosotros, y entonces hacemos planes ajenos a lo vulnerables que somos ante determinadas circunstancias. Éstas no se pueden cambiar, pero somos libres de elegir nuestra actitud ante las mismas.
¿Creéis que el dolor y el humor pueden convivir en el mismo espacio? Parecen incompatibles, pero todo es cuestión de actitud. Que se lo digan a Viktor Frankl, que sobrevivió a varios campos de concentración nazis, gracias en parte a su actitud y a saber preservar su espacio interior.
La sonrisa nos hace más libres frente a las circunstancias de ahora y del futuro. La sonrisa nos acerca a las personas y es contagiosa. ¿Cómo seria ir por la vida regalando sonrisas? Si habéis viajado a algún país en el que la gente vive en extrema pobreza, sorprende ver cómo a pesar de no tener nada, te regalan una sonrisa. La sonrisa no siempre está asociada a la felicidad. Es cuestión de actitud, de querer ser generosos y por ejemplo crear el hábito de sonreír cada vez que saludamos.
¿Habéis observado cuánta gente con la que os cruzáis va sonriente? Sonreímos poco y sonreír nos llena de vida. Estudios científicos han demostrado que reír durante cinco minutos, equivale a cuarentaicinco minutos de ejercicio aeróbico. El reír verdadero moviliza cuatrocientos músculos del cuerpo, genera endorfinas, combate el estrés y favorece nuestro bienestar.
Así que…¿Qué tal si nos tomamos la risa en serio?